Es el área de la odontología que se encarga de los cuidados preventivos y curativos de la salud oral del niño, desde su nacimiento hasta la adolescencia.

La caries constituye la patología infecciosa más frecuente de los dientes y se caracteriza por la destrucción de los tejidos duros y está provocada por la acción de los ácidos producidos por los microoraanismos que integran la placa dental.

 

Caries de biberón:

La caries constituye la patología infecciosa más frecuente de los dientes y se caracteriza por la destrucción de los tejidos duros y está provocada por la acción de los ácidos producidos por los microoraanismos que integran la placa dental.

Como consecuencia de la infección puede alcanzar la pulpa dental y a los tejidos peridentarios y, además de provocar dolor, puede terminar afectando a la dentición permanente.

El signo de alarma de la caries del biberón son las pequeñas manchas de descalcificación en los incisivos superiores. La prevención más eficaz que disponemos, para evitar el problema de la caries, es hacer una buena higiene buco-dental y el uso racionalizado del flúor.

La higiene dental debe iniciarse desde el comienzo de la erupción dentaria.

Los padres limpiarán la boca con una gasa humedecida hasta los 2 años de edad. De 2-4 años se permitirá que lo hagan con una pasta dentífrica sin flúor, porque a estas edades suelen deglutir parte de la pasta.

A partir de los 5 años se los limpiarán con una pasta de bajo contenido en flúor. De 6-7 años, la limpieza de los dientes debe convertirse en una medida de rutina diaria, incorporada a los hábitos higiénicos del niño.

Evidentemente, cuanto antes se detectan estas manchas y se inicia el tratamiento, mucho menores son los riesgos de que tenga consecuencias.

La caries del lactante se produce en la mayor parte de casos por una dieta en la que hay un alto contenido de carbohidratos fermentables. Los azúcares y lácteos son los principales responsables de que pueda desarrollarse este tipo de caries, aunque ello no significa que haya que retirarlos de la dieta, sino tan solo eliminar dicho exceso.

¿Qué consecuencias puede producir si no se trata?

Desde dificultades a la hora de masticar, hasta malposiciones de la pieza dentaria definitiva que le sucede y que pueden generar un problema estético grave, pasando por dificultades para la fonación, aparición de infecciones / abscesos o que se generen hábitos como la interposición lingual.

Tratamiento y prevención de la caries del biberón

Aunque los padres son conscientes de que un exceso de golosinas y dulces es un peligro para la salud dental de sus hijos, probablemente no lo son tanto de que hay infinidad de alimentos que tienen una gran cantidad de azúcar.

Dar el biberón por la noche al niño es, por ejemplo, una práctica poco recomendable, porque la lactosa – un glúcido- se acumula y favorece la aparición de caries.

Por lo tanto, el control de la alimentación, tanto en su composición como en su horario, y las buenas prácticas de higiene, son clave para que la caries del biberón no se convierta en una amenaza.

En cualquier caso, si ya ha hecho su aparición, la visita al odontopediatra es obligatoria y no debe dejarse pasar el tiempo. La rapidez con la que se desarrolla este tipo de caries hace de especial importancia que, una vez detectada, se trate cuanto antes para que la situación pueda revertirse a la mayor brevedad.

 

Tratamientos Pulpares en dientes temporales:

La pulpotomía como la pulpectomía son procedimientos odontológicos que se realizan en niños con dientes temporales. En el caso de la pulpectomía consiste en eliminar en su totalidad la pulpa dental del diente debido a su mal estado por infección u otros factores. No hay que confundirlo con la pulpotomía que es la eliminación parcial de pulpa afectada, conservando el resto.

Pulpotomía:

En dientes temporales la pulpotomía estará indicada en aquellos casos con exposición pulpar por caries profunda próxima a la pulpa o traumatismo, siendo el estado de la pulpa normal o con pulpitis reversible. El tratamiento consiste en la eliminación de la pulpa coronal afectada mientras que el tejido radicular remanente se mantiene vital sin signos clínicos ni radiográficos de inflamación o afectación.

Posteriormente se procede a realizar la restauración definitiva que evitará la filtración marginal que podría comprometer el tratamiento. Si se trata de un molar, la restauración más adecuada es una corona de acero inoxidable.

Pulpectomía:

La pulpectomía se utiliza cuando el daño de la pulpa es ya irreversible y es necesaria la limpieza de los conductos radiculares del diente para evitar su extracción. El procedimiento es el mismo tanto para piezas permanentes como temporales.

Procedimiento:

Una vez eliminada la pulpa cameral y localizados los conductos se procede a instrumentar estos con limas, con la finalidad de extirpar el tejido pulpar radicular y el material orgánico existente en los conductos.

Los conductos deben irrigarse abundantemente con hipoclorito sódico al 2% durante la instrumentación, para facilitar la salida del material orgánico.

Una vez limpios, los conductos se secan con puntas de papel.

Si se ha eliminado por completo todo el material orgánico se procede a la obturación del conducto.

La pasta utilizada se introduce con la ayuda de las limas, condensadores o jeringas.

Una vez obturados los conductos, se rellena la cámara pulpar con óxido de zinc-eugenol y se procede a reconstruir el diente.

Si se tratara de un molar temporal, se colocará una corona de acero inoxidable que dará integridad a la corona del diente permitiendo una correcta masticación, por un lado, y un correcto mantenimiento del espacio.

Si se trata de un diente central se colocara una corona pediátrica estética, o bien resina compuesta.